Esta tesis se presenta como una investigación de tipo estrictamente etnomusicológico. El objeto de estudio es la flauta japonesa shakuhachi y su práctica contemporánea en la sociedad japonesa y europea. El uso de un instrumento tradicional en contextos culturales muy diferentes del suyo - por razones geográficas, en el caso de Europa, y por razones históricas, en el del Japón contemporáneo – lleva a los músicos y los oyentes de esta música a repensar las formas de adquisición y de recepción. Común en Japón como un instrumento de una secta religiosa del budismo Zen, hoy el shakuhachi se toca en diversas partes del mundo y de diferentes maneras. El debate sobre su práctica, por lo tanto, parte del lejano Japón y llega a Europa, así como su sonido produce un eco desde la antigüedad hasta nuestros días.

Este trabajo está dividido en cuatro partes, precedidas de una introducción que describe, en general, la música tradicional japonesa y sus métodos de transmisión. La primera parte es una presentación del instrumento: describe los tipos de shakuhachi que aparecieron en Japón, la estructura del instrumento y el método de fabricación, las técnicas básicas de tocarlo, sus repertorios. La segunda parte describe los acontecimientos que lo llevaron a pasar de hōki, o zenki, instrumento religioso utilizado por los “monjes del vacío”, como parte de la práctica meditativa, a gakki, un instrumento musical utilizado, al menos teóricamente, por todos. Este cambio vio el surgimiento de las escuelas de shakuhachi y la difusión de diversas tradiciones, muchas de las cuales han llegado hasta al presente. En el siglo XX, luego, vemos un movimiento general hacia la ‘modernización’ – iniciado con el advenimiento del gobierno Meiji en 1868 - que también concierne al contexto musical y permite el desarrollo de nuevos métodos para la utilización del shakuhachi y de su música. Hasta aquí el discurso técnico-histórico. La tercera y cuarta parte se dedica al análisis de la situación contemporánea del shakuhachi en la sociedad japonesa y, en general, en las europeas. En la sección japonesa se examinan nuevos enfoques para la práctica del instrumento y se presentan algunos de los protagonistas de la escena actual, mientras que en la sección europea se propone un intento de describir la imagen del shakuhachi en Europa, a través de dos ejemplos de estudio etnográfico.

La realización de este trabajo fue posible gracias a la variedad de fuentes utilizadas. Ciertamente, en mi favor jugó la posibilidad de hacer uso de documentos escritos encontrados en la biblioteca del Instituto de la cultura japonesa en Roma y en la biblioteca del Departamento de Estudios Orientales, en la cual trabajé como becario durante los meses de mi investigación. A las tradicionales fuentes escritas hay que añadir las fuentas orales y aquellas ‘virtuales’, utilizadas en la observación directa del fenómeno del shakuhachi en la glocalización en la que vivimos. Las fuentes orales han sido el principal medio de conocimiento de la realidad actual de la práctica de este instrumento, sobre todo las entrevistas realizadas durante mi participación en el taller de shakuhachi en Borgone (To), Italia, y en el curso de shakuhachi en Praga. En ambas ocasiones, tuve la oportunidad de hablar cara a cara con los ejecutantes de shakuhachi, tanto con los maestros como con los estudiantes, y descubrir los motivos que subyacen en el aprendizaje de este instrumento, las sensaciones que sienten cuando lo tocas, sus ideas de la práctica. Praga también ha ofrecido la oportunidad de asistir a varias conferencias, unas quince, que han mostrado el camino seguido por este instrumento, desde su nacimiento hasta hoy. Las fuentes ‘virtuales’ están representadas por la información obtenida mediante la consulta de los sitios web, por las entrevistas que he realizado a través de un intercambio de correo electrónico, por la participación en el forum de los aficionados de shakuhachi y por el uso de la mailing list de la European shakuhachi society. Eso ha representado, en cambio, el vínculo entre el conocimiento directo e indirecto del instrumento y de sus ejecutantes. En particular, este tipo de fuentes me han permitido estar en contacto con los maestros, japoneses y de otra nacionalidad, y conocer la situación real - aunque sea ‘virtual’ - en la que el shakuhachi se presenta hoy en día. Además, muy importante fue la información obtenida también a través de los cuestionarios presentados por los participantes del taller italiano y por el curso de Praga, y de los boletines (newsletter) de la European shakuhachi society, de los cuales he traducido algunos artículos al italiano.

Antes de presentar mi trabajo, me siento obligado a explicar el largo viaje que me llevó a la redacción final de la tesis. La investigación realizada para este estudio se inició en marzo de 2009 y terminó en septiembre de 2010.

La idea de realizar un estudio sobre el shakuhachi con el enfoque etnomusicológico nació a principios de marzo del año pasado, cuando, por primera vez, tuve la oportunidad de experimentar la presentación en vivo de algunas piezas de shakuhachi, en un concierto-conferencia del maestro de shakuhachi Hiroshi Yonezawa, acompañado por la maestra de koto Eriko Kumazawa, en la Facultad de Estudios Orientales. Hechizado por el sonido de la flauta, me decidí a profundizar en su conocimiento. Así que presenté al profesor Sestili, profesor de Etnomusicología de la Asia en esta facultad y promotor de este evento, el proyecto de tesis que tenía la intención de desarrollar: analizar el estado actual de la práctica del shakuhachi en Japón mediante la comparación de los diferentes enfoques de algunos protagonistas de la escena contemporánea. El profesor Sestili, mostrando disponibilidad y interés en este proyecto, desde el principio me señaló el camino que tendría que seguir. Como una tesis en Etnomusicolgia, tenía que dedicarme a la investigación de campo: hablar con los músicos, ver cómo practican, conocer sus ideas sobre esta música. A principio, la imposibilidad de ir a Japón me causó un poco de desconcierto. De acuerdo con el profesor, comencé a reflexionar sobre la mejor manera que tenía disponible para recopilar información desde tan lejos. Nunca antes me había dado cuenta de la utilidad de Internet. Mi investigación sobre el campo ‘virtual’ se apartó de la tierra de origen del instrumento, el Japón, pasó a través de los países donde se había producido el primer desarrollo fuera de Japón, Estados Unidos y Australia, y finalmente aterrizó en Europa, Italia, Turín, Bérgamo. Ahí está el único maestro italiano, Fiore De Mattia, autorizado por su maestro japonés para enseñar shakuhachi con el sistema tradicional. Era el principio de junio de 2009 y De Mattia llevaría a cabo su segundo taller de shakuhachi a finales de ese mes. Había, por tanto, la segunda oportunidad de entrar en contacto directo con el instrumento y, sobre todo, con sus ejecutantes. Mi campo de investigación ‘real’ empieza aquí, más bien desde Borgone, un pueblo en Val di Susa, lugar elegido por el maestro del taller. Al mismo tiempo empecé a contactar por correo electrónico con los maestros japoneses y europeos, para poder recoger la mayor cantidad de información útil posible para desarrollar mi investigación. Decidí ampliar mi campo de estudio a Europa, porque me di cuenta de que en el Viejo continente, hace unos años, se estaba desarrollando un interesante movimiento de aficionados de shakuhachi.

Pasaron siete meses de investigación antes de decidir hacer el paso más importante: comprar un shakuhachi (de plástico) y empezar a tocarlo para seguir uno de los pilares de la Etnomusicología: la práctica de bimusicalismo, es decir, aprender un instrumento y su lenguaje musical a través de la adquisición de los principios y elementos de su contexto cultural. Sabía que no podía convertirme en un hábil ejecutante en unos meses, pero traté de estar lo más cerca posible al objeto de mis investigaciones. El estudio de la flauta ‘en papel’ me hizo ver las dificultades que encontraría al tocarla, pero nunca imaginé que un instrumento de estructura tan simple - dos piezas de bambú unidas entre sí por un enlace interior, con una embocadure particular y cinco orificios digitales - hiciera necesaria una disciplina física y mental incluso para hacer un sonido, un solo sonido! Después de meses de ‘lucha’, me convencí de que si quería aprender a tocar el shakuhachi, ya era hora de asistir a un curso. Decidí contactar con el maestro De Mattia para preguntarle por la fecha de su próximo taller, pero por segunda vez se presentó una nueva oportunidad para la investigación en el campo. Era junio de este año cuando en Internet, entre las comunidades de ejecutantes europeos, circulaban rumores en el mayor evento europeo de shakuhachi del año, el European shakuhachi festival en Praga. Sabía que era la oportunidad correcta en el momento adecuado, y no podía perderla. Era el 27 de agosto y, mientras mi familia estaba en el mar en mi propia tierra, en Puglia, yo estaba en Praga para asistir a un curso de shakuhachi junto con unos cincuenta de ejecutantes de toda Europa y de otros continentes.

Pedir gracias a todos aquellos que han hecho posible esta obra daría lugar a una larga lista, pero quisiera dar las gracias, en particular, al profesor Daniele Sestili, por su voluntad y tenacidad sin las cuales no habría podido seguir este proyecto, y todas las personas que conocí durante de esta investigación que, incluso con una palabra o un sonido, han demostrado un sincero interés en contribuir a la realización de esta investigación.